Finanzas

¿Puedo cobrar por hacer un presupuesto?

En varias entradas hemos hablado de lo importante que es para un autónomo facturar correctamente […]

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¿Cobrar por hacer un presupuesto? Sin lugar a duda, una cuestión que requiere el análisis de diversas circunstancias para obtener la respuesta adecuada.

  • Conoce cuáles son las excepciones en las que no deberías pedir un pago por este tipo de tarea.
  • En este artículo encontrarás alternativas para conseguir beneficios por su tiempo de elaboración, sin ahuyentar al cliente.

Hace poco comía con un famoso escultor y su mujer me indicaba que tenía que cobrar los presupuestos, básicamente porque trabajaban bastante tiempo en ello. Cobrar por hacer un buen presupuesto es una decisión que debes tomar en función de distintos factores. El tipo de actividad, tu trayectoria profesional o el tipo de proyecto (si se trata de una propuesta para una licitación, por ejemplo) van a determinar si debes o no cobrar por hacer un presupuesto.

Regla general sobre cobrar por hacer un presupuesto

Como regla general, un autónomo o pyme no debería cobrar por hacer un presupuesto. La explicación es muy sencilla: en profesiones habituales, con gran competencia, prácticamente nadie lo hace. Si cobras por ello, probablemente te estés auto descartando como candidato a conseguir el trabajo.

¡TUITEALO! Como regla general, un autónomo o pyme no debería cobrar por hacer un presupuesto. Aunque hay excepciones.

Nos referimos a profesionales de la construcción, carpinteros, periodistas, abogados, pintores, informáticos, programadores, marketers, asesores financieros, consultores, … La mayoría de las solicitudes de presupuesto que reciben este tipo de profesionales son “estándar”. Es decir, es probable que hayas preparado una propuesta similar en un momento anterior. O que ya tengas ciertas tarifas marcadas para los servicios más habituales dentro de tu sector.

De hecho, deberías tenerlas incluso antes de que te pidan un presupuesto, como parte de una previsión de ingresos que debes incluir en tu plan de negocio anual.

Excepciones para cobrar por hacer un presupuesto

Ahora bien. Hay ciertas circunstancias en donde sí debes cobrar por hacer un presupuesto.

En la mayoría de las ocasiones se deberá a que se trata de una carga importante de trabajo. Lo más probable, de hecho, es que otros profesionales de tu mismo sector también lo hagan, por lo que no estás restando oportunidades de ser contratado finalmente.

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Ciertos presupuestos pueden conllevar horas de trabajo.

Por ejemplo, sería el caso de un arquitecto, al que se le solicite un presupuesto para un proyecto singular, que requerirá de horas de estudio, planificación y diseño. La forma de hacerlo es avisar previamente de las horas que calculas que te llevará realizar la propuesta.

En este tipo de casos, el potencial cliente entiende que se trata de un presupuesto que requiere:

  • del desplazamiento del profesional,
  • ciertos cálculos,
  • revisión de normativas, etc.

En consecuencia, es lógico que todas estas horas sean abonadas.

Si detectas dudas en el potencial cliente, lo adecuado es hacerle ver que para que el presupuesto sea realmente personalizado (y más económico una vez que la propuesta sea aceptada), es necesario realizar este estudio. Cuanto más profundo y acertado sea este análisis previo, más económica puede ser posteriormente tu propuesta y su ejecución.

Es decir, tendrán que abonar la fase de estudio. Pero esto permitirá que, posteriormente, el presupuesto final esté más afinado y sea más económico, al haberse realizado ciertos avances en materia de cálculos y estudios. Avances que otros profesionales pueden terminar repercutiendo en un presupuesto final más elevado que el tuyo.

Hay alternativas para cobrar por un presupuesto sin perder al cliente.

Alternativas para cobrar por hacer un presupuesto, sin perder al cliente

Existen diferentes alternativas para cobrar por los presupuestos sin que el cliente tenga la sensación de que está gastando dinero sin retorno. Una de las alternativas más novedosas es ofrecer una cuota baja mensual de consultoría, dentro de tu porfolio de servicios.

Se trata de utilizar el modelo de asesoría que utilizan, por ejemplo, algunas cadenas de abogados. Pero aplicado a tu sector. En este caso, puedes establecer una cuota mensual, a lo largo del año, que dé acceso al cliente a realizar diversas consultas sobre necesidades que pueda tener. Le estarás ofreciendo asesoría básica que:

  1. Abre la puerta a necesidades de mayor calado, que puedes convertir en nuevo negocio, más allá de la cuota mensual. Le tienes fidelizado en ese sentido, lo cual es otro punto a favor. Cada vez que quiera algo va a recurrir a ti en primera instancia
  2. En el cobro de esa cuota estás obteniendo un beneficio para compensar el tiempo que te requiere la elaboración de un presupuesto para resolver las dudas planteadas durante la consultoría

Una alternativa similar es la bolsa de horas. Se trata de que un cliente contrate una bolsa de horas al precio que hayáis pactado previamente. En esa bolsa de horas incluirás pequeños arreglos o trabajos que pueda necesitar. Y también presupuestos que pueda solicitarte para otras cuestiones.

Cobrar un presupuesto incluyéndolo posteriormente en la factura

La última alternativa exige ir de cara desde el primer momento. Cobrar por hacer un presupuesto, incluyéndolo en los honorarios de la propuesta que has elaborado.

Esto tiene el inconveniente que solo cobrarás por el tiempo invertido si finalmente eres el elegido. Además, suele levantar suspicacias en algunos clientes, por lo que no es recomendable del todo. Para eso, es mejor cobrarlo por adelantado y descontarlo en la factura (es una fricción menos para tu cliente si es posible que te acepte el presupuesto pues realmente no pagará por ello salvo que no lo acepte).

En definitiva, existen diversas respuestas a la pregunta de si puedo cobrar por hacer un presupuesto. Y la gran variable que puede decantar la balanza hacia uno u otro lado es: ¿qué hace mi competencia en cada una de esas circunstancias?

En el mundo empresarial se trata de ser competitivo con respecto a otras empresas o profesionales que actúan en el mismo sector. Mantenerse en la media de lo que haga el resto, y compensarlo con todo el valor añadido que sea posible, es la mejor vía para saber cómo actuar.

Nota del editor: Este artículo fue publicado con anterioridad y actualizado a 2022 por su relevancia.

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